Nos quedamos sin la sonrisa y la garra peleona de Carlos Chile
por Carlos Aznárez
Se nos acaba de ir el militante chileno-argentino Carlos Chile, un hermano de lucha. De todas las luchas. de las grandes, esas donde uno se cruza la cara con el enemigo, y no retrocede ni para tomar aliento. Pero también de las que para algunos son de más bajo perfil pero que surgen de las necesidades cotidianas de los que más sufren. Carlos no escatimó esfuerzos en ninguna de ellas, porque estaba comprometido de cuerpo y alma con los de abajo.
Su biografía escrita al vuelo de su accionar militante, cuenta que desde su militancia revolucionaria en las barriadas populares de Chile reivindicó con todas su fuerzas las conquistas populares logradas con el gobierno de Salvador Allende, y luego, no escatimó esfuerzos en pelear primero y luego denunciar con todas sus fuerzas la barbarie fascista, a partir de ese momento aciago del bombardeo a La Moneda y de que se produjera el magnicidio del compañero Presidente.
De esos días aciagos, en que todavía se llamaba Carlos Huerta Bao, le viene el apodo que se convirtió con el correr de los años en su verdadero apellido. Carlos, para todos nosotros y nosotras era "Chile", el Chile de Allende, de Miguel Enríquez y también de los combatientes rodriguistas. A consecuencia de aquellos años de plomo y la represión brutal que se desencadenó contra los militantes populares, el compañero llegó a la Argentina. Y como no podía ser de otra manera, se convirtió poco a poco, en nuestro país en un embajador voluntario para buscar solidaridad con la causa del pueblo chileno. Luego vino el momento en que abrazó con la misma vehemencia e idéntico espíritu de sacrificio, las luchas que se fueron forjando aquí, en un escenario de apariencia diferente pero con similitudes de identidad que lo supo recibir como un compañero más.
Fundador del Movimiento Territorial Liberación, el MTL rojo y negro que le llenó su vida de sueños, creatividad y combates cotidianos para que los más humildes se empoderen y no sólo estén detrás de las barricadas sino que desde sus propias reivindicaciones puedan construir sus propios espacios de autonomía. Así es como al calor de la potencia militante de Carlos surgió el barrio ubicado en el barrio de Parque Patricios, y al que todas y todos las que alguna vez fuimos a celebrar cada una de sus concreciones, conocemos como Monteagudo. Alli, Carlos Chile desplegó toda su potencia y las viviendas, levantadas hombro con hombro por los propios militantes del MTL pronto se hizo realidad y se festejó con la alegría que otorgan los grandes emprendimientos surgidos desde el corazón del pueblo. Luego, allí mismo vino la Radio Sur, construida de igual manera a partir de la necesidad de informar de manera alternativa para enfrentar a los medios hegemónicos. Uno a uno surgieron también un cúmulo de pequeños y grandes triunfos, logrados a punta de sacrificio y lucha.
Paralelamente, Carlos desarrolló una tarea sindical más que importante en la CTA originaria y ahora en la CTA Autónoma, llevándolo este frente de batalla a convertirlo en protagonista infaltable en cada conflicto, en cada piquete, en cada manifestación, donde su presencia era esperada porque en cada uno de los discursos se levantaban los ánimos, si estos estaban alicaídos, o impulsaba a más lucha contra los enemigos de siempre.
Los derechos de los trabajadores y trabajadoras eran parte de su agenda habitual, y es por eso que la Central, pero también el Partido Comunista en el que durante años volcó su militancia, lo tuvieron como un imprescindible.
Ahora, el maldito cáncer que últimamente nos golpea muy de cerca y nos llena de tristeza ha logrado lo que sus enemigos no pudieron. Pero puede decirse que Carlitos Chile también venció a la enfermedad. Hasta su último aliento, lúcido como siempre, siguió soñando nuevos combates, ideando tareas que otros tendrán que cumplir en su homenaje, dando ánimos a los que lo visitaban.
Hoy te despedimos compañero con el dolor que nos dará no verte mañana o pasado en la manifestación contra el embate neoliberal de Macri y sus secuaces. Sin embargo quiero contarte que tu nombre resonó con fuerza en este rincón de Colombia a la que nos ha traído la contingencia de participar en la Asamblea Continental de los Movimientos hacia el ALBA, esa instancia organizativa de los pueblos que también te tenía como protagonista. Allío te hemos rendido un homenaje con todas y todos los compañeros. El "hasta la victoria siempre" se mezcló con el "Carlos Chile vive", mientras que en los ojos de de algunos militantes que te conocieron de cerca aparecieron las lógicas y necesarias lágrimas. Otros apretamos los puños y maldecimos a la mala muerte que en esta misma semana nos dejó sin el Comandante en Jefe (al que vos tanto reivindicaste) y sin tu sonrisa de hombre bueno, ajeno a toda mezquindad, y sobre todo peleón hasta el último aliento.
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