Cumpliendo con una resolución surgida de la última asamblea continental de los Movimientos hacia el ALBA, de instituir a nivel de todos los países que participan dentro de esa articulación la CATEDRA FIDEL CASTRO, el próximo viernes 10 de marzo será presentada dicha iniciativa en el Anfiteatro Eva Perón de ATE, (Av. Belgrano 2527, Ciudad de Buenos Aires) a las 18 horas. La CATEDRA se realizará en su primer etapa durante un cuatrimestre, entre abril y julio, y en el lanzamiento participarán dos luchadoras cubanas, Marilin Peña, del Centro de Educación Popular Martin Luther King y Yohanka Leon del Rio. de la Facultad de Filosofia de La Habana. Al comienzo del encuentro se proyectará un video sobre Fidel Castro y su práctica rebelde y consecuente.
El programa de la Cátedra tiene por objeto recoger el legado de Fidel, abarcando la influencia que tuvo en el Jefe de la Revolución Cubana el pensamiento de Martí, pero también haciendo un repaso por la génesis revolucionaria que desembocó en la victoria de 1959, la importancia del internacionalismo en Fidel, y el debate aún presente entre reformismo, socialismo y Revolución. Por supuesto, que serán abordadas las definiciones antiimperialistas y anticapitalistas, así como su relación histórica con Ernesto Che Guevara.
Podrán concurrir y participar de la Cátedra militantes de organizaciones populares y sociales, pero también estarán abiertas a todo público interesado en el tema. Serán gratuitas y al final del cuatrimestre se entregarán diplomas por concurrencia y participación, según informaron los organizadores, pertenecientes al Capítulo Argentino de ALBA Movimientos.
En la provincia de Córdoba, la Cátedra Fidel Castro será presentada el jueves 9 de marzo en la sede de la Clínica Che Guevara, y también contará con la presencia de Marilin Peña y militantes del Capítulo local de ALBA Movimientos.
Como texto para el lanzamiento se cuenta con un documento titulado "Por siempre Fidel", y que dice textualmente:
Fidel Castro: el estratega de la guerra revolucionaria para liberar a los pueblos; el intelectual crítico con capacidad de impugnar con fundamentos el orden social hegemónico y el transmisor de ideas y sentimientos contestatarios; el político rebelde que, lejos de las lógicas de la politiquería burguesa, hace honor a la política como ejercicio colectivo de ruptura con lo dado y creación de lo nuevo.
Ante su desaparición física los gusanos salieron a festejar en Miami y los mercenarios del mundo entero cantaron loas a la muerte. Incluso algunos, disfrazados de un oficio que supo ser noble, inundaron las redes sociales virtuales comparando al prócer cubano con el genocida chileno Augusto Pinochet. Llamaron tirano a quien ya desde muy joven entregó su vida a combatir la tiranía. No se puede esperar otra cosa de parte de los enemigos históricos, que no han tenido ni tienen remotamente una ética como la que supo cultivar durante décadas el Comandante Nuestramericano. Nombrar con eufemismos cobardes, desprestigiar, son operaciones de quienes no pueden situarse a la altura de tremendo acontecimiento histórico: la muerte física de un revolucionario, uno de los dirigentes políticos más destacados del siglo XX y esta parte del XXI.
En simultáneo, el pueblo cubano y otros tantos hombres y mujeres de Latinoamerica que lo sintieron como a un padre, un hermano, un camarada en las luchas por la liberación y la dignificación del ser humano, no pararon de llorarlo. Sabían que la pérdida era sustancial: había partido un auténtico líder de aquellos a quienes cada día se les niega la posibilidad de ser, y sin embargo, resisten para no quedar en el simple lugar de tener que persistir, sobrevivir. Por eso el otrora llamado Tercer Mundo despidió con sus mejores honores a un líder excepcional.
Pasaron las décadas, el mundo mutó, el capital se expandió, el socialismo se esfumó, y Cuba, encabezada por Fidel, persistió. Y fue un faro ético y político para nuevas generaciones de luchadores en todo el mundo. Estallaron nuevos sueños, nuevas rebeldías. Y Cuba estuvo allí para hacer de puente entre las antiguas luchas, y las nuevas. Y los rostros de Guevara y Fidel flamearon con los del Subcomandante Marcos. Y los rostros de Fidel y Guevara marcharon junto con los confederalistas kurdos y el proceso de paz en Colombia; y los rostros de Fidel y el Che estuvieron junto a las luchas sociales del continente que, en muchos casos, conquistaron espacios de gobierno, como en Bolivia y Venezuela. Allí estuvo Fidel Castro, acompañando la emergencia de Evo Morales y Hugo Chávez Frías en Nuestramérica que, otra vez, se mostraba digna y rebelde.
Hoy el continente, el mundo acaso, parece atravesar nuevamente por sendas de oscuridad y desaliento. Que la desazón no se apodere de los ánimos de los pueblos del mundo es un legado de Fidel.
En el mismo momento de su partida, Fidel requirió que no se erigieran en monumentos en su honor. La coherencia hasta el último minuto, e incluso, el minuto después, y desde allí, para toda la eternidad. Qué claridad el comandante: un busto de bronce, una estatua, se automatiza ante la mirada. Su ejemplo, como entonces el de Guevara, solo puede ser reactualizado como único mandato para quienes quieren dar vuelta la tortilla y que el mundo no siga como está, que toda el planeta (nuestra casa), se rija bajo otros parámetros de existencia. Que sus enseñanzas y su práctica de atizar el fuego del pensamiento crítico siga siendo una constante entre los luchadores y luchadoras por un mundo sin explotadores ni explotados.
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