Lunes 8 de noviembre 2010 + ¿Así o la quieren más claro? + El narco quiere ser el Estado Los mensajes que enviaron las bandas del narcotráfico la semana pasada fueron muy claros: 1.- El punto de lucha se define con los objetivos: los cárteles no están combatiendo por espacios de venta o de contrabando hacia los Estados Unidos sino que quieren sustituir al Estado en las plazas calientes de Michoacán, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León. Es decir, quieren echar de esas plazas a las autoridades de gobierno y crear una zona franca como las FARC en Colombia. 2.- Las bandas están literalmente incendiando las plazas donde han sufrido severas derrotas. Se trata de la estrategia Nerón --cuando menos en la parte de la leyenda urbana: incendiar antes que ceder--. Estas actitudes desesperadas indican que las bandas criminales ya fueron afectadas por las fuerzas de seguridad y no saben combatir de frente contra las fuerzas armadas. 3.- Las aprehensiones y muertes en combate han descabezado a las mafias y sus grupos. La lista de capos arrestados o muertos en combate indica la liquidación de la vieja estructura de poder; los relevos carecen de escalafón interno y no tienen liderazgo. De la larga lista de capos que crearon el poder de la droga sólo faltan Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada, Juan José Esparragoza El Azul y Vicente Carrillo. 4.- La guerra del narco fue una guerra cruzada: de las mafias entre sí para apoderarse de territorios y de liderazgo y de las mafias contra las fuerzas armadas. Ahí se vio que las bandas criminales no estaban capacitadas para combatir al Estado. Aún ahora, las mafias se cuidan de entrar en una guerra convencional, por lo que los choques ocurren en las calles o cuando son descubiertos sus nidos. Con todo el dinero y el poder de las armas, las mafias tienen cuidado de enfrentar al Estado. 5.- Las bandas han sido diezmadas: las bajas en combate y la pérdida de dinero y drogas han acortado operaciones, no hay tiempo para preparar combatientes ni rutas y menos aún jefes, la leva es un acto de desesperación que impide una estructura de combate, sus mecanismos de corrupción tienen menos efecto por la revisión de estructuras policiacas municipales, estatales y federales y el terror es otro acto de desesperación de quien está siendo derrotado. 6.- El arresto el viernes de Harold Mauricio Poveda, El Conejo, reveló la penetración en México de las FARC colombianas ahora protegidas por el presidente venezolano Hugo Chávez y de hecho con fuerte presencia política en México en el territorio de Ciudad Universitaria. Este dato enriquece el expediente de las FARC en México y le da otra lectura ahora policiaca y de seguridad nacional al caso de Lucía Morett, la protegida del PRD y del PT que estaba en entrenamiento guerrillero en el campamento del número 2 de las FARC, Raúl Reyes. El eje FARC-Beltrán Leyva es un asunto de seguridad nacional. 7.- La violencia de terror contra ciudadanos, las ciudades incendiadas, las vinculaciones con las FARC, la venta droga para instaurar una estructura criminal y la intención del narcotráfico de convertirse en un Estado dentro del Estado en las plazas calientes revela que las bandas criminales son algo más que protagonistas de la noticia. El problema de los medios es que aún no entienden quién es el enemigo. Exaltar al crimen organizado bajo el pretexto de que son noticia podría llevar a la caracterización de traición a la patria porque implica la ayuda mediática al enemigo. La violencia de la semana pasada, sobre todo en Tamaulipas y Michoacán por la muerte y arresto de capos de la droga, exhibió la dimensión del problema del narcotráfico. El punto clave para entender la crisis de seguridad derivada del narco radica en la diferencia entre el narco en los EU y en narco en México: En los Estadios Unidos, las bandas de narcos se desarrollan en torno al proceso de venta de droga en las calles, con las derivaciones naturales de corrupción y violencia. Es decir, las bandas de narcos no le disputan el poder al Estado sino que se concretan a conquistar espacios físicos para la venta y financieros para el lavado. En cambio, en México las bandas de narcotraficantes quieren sustituir al Estado en zonas territoriales estratégicas para el asentamiento de poder y negocios. Es decir, en Michoacán, Tamaulipas, Nuevo León y Chihuahua se quiere fundar un Estado narco, como las FARC en la zona territorial de Colombia que les permitió aspirar a fuerza beligerante con reconocimiento por el derecho internacional público. En el 2008 Hugo Chávez pidió a los EU que quitaran a las FARC de la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado para otorgarles el estatus de fuerza beligerante. En dos años, las FARC se rebelaron como una fuerza aún más terrorista. Por tanto, el asentamiento de los narcos en cuatro entidades ha buscado no el espacio para el comercio o la legalización del consumo sino el control del poder absoluto en esa zona. Por ello fue necesario usar a las fuerzas armadas: la seguridad interior es una parte de la seguridad nacional. Pactar con el narco o avanzar hacia la legalización hubiera sido permitir el asentamiento del poder del narco como estructura de gobierno. Ahí se perfila la verdadera colombianización: la fusión de guerrilla y narco para crear un poder superior al del Estado. La guerra contra el narco es por la sobrevivencia del Estado. www.grupotransicion.com.mx |
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