La Montaña
LOS MOTIVOS DEL MEDICO
Oscar Loza Ochoa
En México, el futuro tiene incertidumbres sexenales.
Gabriel Zaid
Estamos dramáticamente convocados a una marcha este domingo 22 de junio. YoSoyMédico#17 y YoSoy#17 son los insólitos convocantes. El marco en el que nos hacen un llamado a la movilización no puede ser más sensible a nuestros intereses: la crisis del sistema nacional de salud y de las consecuencias que la misma acarrea en materia de sanidad pública. A pesar de sufrir a diario el empequeñecimiento de la seguridad social y de la oferta que el Estado debe poner en manos de la población abierta, sólo reaccionamos frente a casos muy lamentables y emblemáticos.
En noviembre de 1964, los médicos residentes e internos del Hospital 20 de noviembre del ISSSTE reclamaron el pago de aguinaldos atrasados y más de doscientos fueron despedidos. Seis días después pararon 40 instituciones hospitalarias del ISSSTE, IMSS y Ferrocarriles. El 10 de diciembre el presidente Díaz Ordaz prometió estudiar la demanda de incremento salarial e inclusión en la elaboración de planes de estudio. No cumplió, por lo que el 19 de abril de 1965 se realizó un nuevo paro que obliga al presidente a incrementar el salario. El día 20 salieron a la calle y fueron atacados por porros de la FSTSE.
La ausencia de respuesta a las demandas llevó a los médicos residentes a un nuevo paro el 14 de agosto y a los médicos titulados el día 23. El 26 de agosto realizarían una gran manifestación y la respuesta fue la toma de los hospitales 20 de Noviembre, Rubén Leñero y Colonia por la policía y la sustitución del personal parista por médicos militares. Al día siguiente el colmo de la insensibilidad oficial: las enfermeras fueron privadas de su libertad por grupos de la FSTSE y muchos médicos despedidos y los dirigentes encarcelados.
Ha llamado la atención un manifiesto que circula en la redes y que hace un valiente esfuerzo para que los ciudadanos ubiquemos la raíz de la crisis que hoy viven las instituciones públicas de salud en el país: IMSS, ISSSTE, hospitales generales, etc. En él se afirma, con sustento, que desde hace años esas instituciones han sufrido un asalto de la política neoliberal en su conducción y administración cuya prioridad es abatir costos, y donde el derechohabiente pasa a un segundo término. Y se afirma que en las inversiones de infraestructura, equipamiento y formación continua del personal, destaca la urgencia de abatir costos y no la elevar la calidad de los servicios.
El manifiesto nos repite una verdad que no por sabida nos lleva a protestar: "se ve a los ciudadanos con derechos como clientes de un sistema monopolizado que no tiene a donde más acudir (a causa de las condiciones económicas en que viven millones de familias trabajadoras) y que deben aceptar el tipo y calidad de trato que reciben." Y bajo la visión neoliberal denunciada los médicos que se contratan no son el pilar del sistema de salud, sino un rubro más en el presupuesto, pero eso sí los servicios médicos auxiliares se convierten en la oportunidad para hacer negocios al subrogarlos al sector privado de salud.
Mientras, dice el documento, tenemos la saturación de la capacidad instalada de las instituciones hospitalarias públicas. Lo que es desgraciadamente un axioma en nuestro país, ¿o acaso requiere una demostración? Se hace referencia al seguro popular, cuya publicidad oficial se desvive por hablar de un padrón de afiliados muy alto, sin importar un comino la calidad del servicio que puedan recibir, es decir, mucho ruido político con pocas nueces al aterrizar la atención de salud. La red hospitalaria y su capacidad avanza muy despacio y la afiliación al seguro popular muy rápido, saturando los hospitales existentes y elevando la carga laboral de un médico frente a un número de pacientes que constantemente se multiplica.
Quienes suscriben el documento tocan el problema nodal: existe inefectividad del Estado para generar condiciones de respeto pleno a los derechos de los ciudadanos y ha propiciado una situación desafortunada en materia de salud que agrava el marco ya descrito, convirtiendo al sistema nacional de salud en un enano de cabeza enorme (la burocracia con mucho poder), de piernas y brazos pequeños y disfuncionales ante la carga de responsabilidad obligada (infraestructura y personal de salud mal atendidos).
La inseguridad cobra un alto costo en la sociedad y con los médicos no ha sido la excepción. Los medios de comunicación han puesto en nuestras manos la información suficiente al respecto. Creemos que ante la movilización nacional quedan muy claras la responsabilidad profesional y moral de los médicos y la solidaridad que les debemos frente al Estado que empuja a una inminente quiebra al sistema nacional de salud, con el inconfesable objetivo de cancelarlo en perjuicio de la población pobre. En 1964 no dejamos solos a los doctores, no tenemos por qué abandonarlos 50 años después. Nos anotamos para asistir a la movilización del día 22. Vale.
Twitter @Oscar_Loza
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