Agarrate, Catalina
A las chicas (y muchachos) que no les gusta el fútbol, el Mundial les hincha, pero pueden arreglárselas para refugiarse en pliegues de la realidad gracias a los cuales salir con pocos daños.
Los que lo llevamos mal somos aquellos a quienes nos gusta el fútbol, pero nos preocupa ver a nuestros congéneres ―a nuestros compañeros, incluso― enajenados: nada bueno es eso para ellos, ni nada bueno sale de ahí para la sociedad.
O sea, estamos en problemas.
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