lunes, 26 de julio de 2010

RE: Plan B

la realidad es que el plan B es que ese pendejo se vaya mucho a chingar a su madre, que nos lo hayan impuesto en esa fraudulenta elección fué lo peor que le puedan haber hecho al pueblo de México. acabamos de conmemorar la gesta del 26 de Julio , fué un acto chingón. Saludos desde el DF.

Andrés Contreras " el juglar de los caminos"




 

To: rjalonso@terra.com.mx
Date: Mon, 26 Jul 2010 20:10:41 +0000
Subject: Plan B
From: rjalonso@terra.com.mx




  


El Plan B
Por Juan E. Pardinas

Si mi alma tuviera la capacidad de la reencarnación, me gustaría reencarnar en gobernador de algún estado de la República. De preferencia, me gustaría una entidad con vista al mar, pero me conformo con un clima templado y una buena cocina regional. Ser gobernador mexicano me parece una chamba ideal. Eres el mandamás de tu tierra, te tocan las fanfarrias cada vez que te lavas los dientes y el día de tu cumpleaños seguro se arma una pachanga con escala de carnaval.

Los gobernadores estatales viven el mejor momento de su historia. Nunca han tenido tanto presupuesto y tanto poder político. En el Porfiriato, los gobernadores eran caciques o virreyes, siempre y cuando no contrariaran los humores del dictador oaxaqueño. En la época del PRI, los gobernadores eran delegados territoriales del poder presidencial. Los gobernadores nunca la han tenido tan fácil como con dos presidentes panistas, bajo las reglas de una democracia plural. Además, si algo sale mal en su entidad, siempre queda el recurso de echarle la culpa al Gobierno federal. Si la calamidad estatal tiene que ver con un espeluznante episodio de violencia, la tragedia tiene un responsable natural: Felipe Calderón.

Los ciudadanos que fueron a votar hace tres semanas en Chihuahua y Tamaulipas coinciden con esta peculiar asignación de responsabilidades políticas. En estas entidades, el PRI fue reelecto en el poder, como si los gobernadores salientes tuvieran una virtuosa gestión en la seguridad pública. Los mandatarios locales son percibidos como víctimas indefensas en un fuego cruzado entre los criminales y las fuerzas federales.

Cuando Felipe Calderón se enfundó en una casaca militar para dar la imagen de Comandante en tiempos de guerra, el Presidente cometió el peor error de comunicación del sexenio. Ése no era el uniforme de un general, sino el atuendo de un chivo expiatorio. En 28 meses, "la guerra de Calderón" será la "guerra de Peña Nieto" o la "guerra de quien tú quieras". Las señales apuntan que la crisis de violencia trascenderá el sexenio. Nadie quiere hacerse corresponsable de los 24 mil muertos, pero el 1 de diciembre de 2012 alguien recibirá esa herencia macabra.

La estrategia de utilizar a las Fuerzas Armadas para combatir al crimen organizado no fue una buena decisión. Tampoco fue mala, era el único recurso disponible del Estado mexicano que podía enfrentar una amenaza de semejante magnitud. Los mayores críticos de la estrategia de Felipe Calderón no han atinado a elaborar una propuesta de estrategia alternativa. Los detractores del uso del Ejército en tareas policiales no han atinado a articular un Plan B para terminar la guerra. El problema no es tanto las decisiones que ha tomado Felipe Calderón, sino las que ha dejado de tomar.

¿Qué está haciendo el sistema financiero para evitar el lavado de grandes sumas de efectivo? ¿Qué están haciendo las empresas de telefonía móvil para ayudar a rastrear los equipos de comunicación que utilizan los delincuentes? ¿Qué están haciendo las armadoras de coches para que todos los vehículos que circulan en México tengan sistemas de localización satelital (GPS)? El desafío de fortalecer al Estado mexicano no se puede reducir a un esfuerzo policiaco o militar.

Si queremos cerrar esta etapa dolorosa de la historia nacional, tenemos que asumir que esta lucha no inició como un acto de la voluntad del Poder Ejecutivo, sino como un acto de necesidad. La única salida de este túnel implica aceptar que esta guerra no es la bronca de un solo individuo. El Plan B para cambiar la situación actual pasa forzosamente por el umbral de un acuerdo político para avanzar las leyes y decisiones que coadyuven a fortalecer al Estado mexicano.



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Fecha de publicación: 26 Jul. 10




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