jueves, 6 de marzo de 2014

FW: La Montaña (intolerancia en Sinaloa)

Demasiado grave maestro... pero creo que mucho no ven esto, porque andan muy ocupados desinformando sobre los acontecimientos en Venezuela, sobre todo ana Gabriel y Lucerito.  Saludos desde el DF maestro!

         Andrés Contreras
"el  juglar de los caminos"

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> La Montaña
> DE MARCHAS E INTOLERANCIAS
> Oscar Loza Ochoa
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> El sábado 1º los periodistas sacaron la cara por la sociedad
> y el domingo fueron víctimas de la intolerancia oficial.
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> El derecho a la libre expresión ha sufrido un duro golpe esta semana en Sinaloa. Y está calando profundamente en la vida de medios y periodistas. Las causas que han provocado estos ataques no desaparecen aún, mientras la autoridad investigadora hace como que no encuentra responsables.
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> Se han manifestado dos tipos de intolerancia de parte de la autoridad que no debemos dejar pasar: la intromisión descarada en las manifestaciones pro Chapo Guzmán, buscando inhibirlas y la agresión a reporteros que cubrieron los eventos. Sin medir consecuencias las fuerzas policiales se presentaron armadas en el lugar que se convocó a la segunda manifestación el pasado domingo y estuvieron molestando y deteniendo a personas desde la mañana. Ya en la tarde y durante la manifestación el saldo de detenidos superó las 160 personas, se afirma que varias de ellas ni manifestantes eran. Inexplicablemente a media marcha el uso de las armas oficiales (como lo prueban videos publicados). La pregunta obligada, ¿calcularon los responsables de la política en Sinaloa las consecuencias que esa acción podía acarrear? Qué bueno que las cosas no desembocaron en enfrentamiento.
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> Y la vocación policial por la violencia no paró en las acciones arbitrarias e intolerantes contra los manifestantes pro Chapo, se fue de largo contra los reporteros del periódico Noroeste tanto en la ciudad de Guamúchil como en Culiacán. No sólo se destrozó equipo que contenía material muy valioso que documentaba la violencia oficial, sino que se arremetió contra la integridad física de reporteros gráficos, lo que sienta un grave precedente para el ejercicio libre y pleno del trabajo de comunicador y al derecho de informar.
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> Las agresiones se dan en el marco de múltiples ataques al periódico Noroeste (seis en ocho días). Esos actos violentos no son casualidad y significan una alerta roja en el estado de Sinaloa: las amenazas recibidas en Mazatlán el día 23 de febrero, a través del Portal el día 24, las presiones de encapuchados frente al Condominio Miramar contra reporteros gráficos el 25, las agresiones ya mencionadas durante las marchas del día 2 del presente y la persecución y detención de un fotógrafo de Noroeste que cubría el homicidio de una joven Mazatlán. Para la CNDH, para Artículo 19 y otros organismos importantes los hechos y la situación descrita son muy graves.
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> Es cierto que las cosas están peor en estados como Veracruz, pero no creo que lo más recomendable sea esperar a que nuestra situación marche hacia allá para poder decir y hacer algo, y para detener a las autoridades que apuestan a salidas violentas para coyunturas tan delicadas como la que hoy vive Sinaloa.
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> Si atendemos solo el aspecto de las agresiones contra las marchas, la experiencia histórica nos dice que en los años cuarenta del siglo pasado se crearon los artículos 145 y 145 bis en el código penal federal, para aplicarse contra las manifestaciones de los partidarios de Hitler. En las décadas siguientes se aplicaría exclusivamente contra la izquierda y los sindicalistas. Ahora, la intolerancia demostrada contra las manifestaciones pro Chapo pareciera que sólo se circunscriben a ello, pero no será así a menos que la apagada izquierda y las fuerzas democráticas saquen cuentas del pasado y digan esta boca es mía ante los hechos. La dedicatoria es muy clara como en aquella sentencia de Bertolt Brecht: primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó./.../ Ahora vienen por mí, pero ya es demasiado tarde.
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> Por lo demás, cala profundamente lo que pasa a reporteros y la casa editorial Noroeste, pues sin libertad de prensa no hay democracia. Apenas el día sábado uno de este mes marcharon decenas de periodistas junto a un nutrido grupo de ciudadanos, lo hicieron reivindicando la dignidad para este lastimado estado. Sacaron la cara por todos nosotros, por los que no quisimos o no pudimos salir a la calle y enfrentar la difícil coyuntura que se abrió con la detención de Joaquín Guzmán Loera. Al día siguiente las fuerzas policiales arremetían contra ellos cuando buscaban cubrir la segunda marcha en ejercicio de su trabajo de comunicadores. No fue un acto aislado, esa acción se enmarca preocupadamente en el marco de los ataques mencionados.
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> Nuestra solidaridad incondicional para los periodistas sinaloenses y el rechazo a toda acción de la autoridad (violenta o no) que busque impedir el ejercicio de las libertades elementales. Los medios de comunicación, los periodistas y los activistas de derechos humanos sabemos de los riesgos de cumplir con la misión que a cada uno nos corresponde. Los partidos y fuerzas de izquierda, las universidades, los colegios de profesionistas y otras organizaciones civiles, ¿sabrán de los riesgos de callar en momentos como éste? Ojalá que haya sensibilidad. Ojalá.
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