viernes, 6 de febrero de 2015

Os comparto interesantisima extrevista al padre "patillas"


Este es mi amigazo el padre José alvarez Franco, mejor conocido como el padre "patillas"
Saludos desde Jalisco!!
                                                      Andres Contreras
                                                    "el juglar de los caminos"


Religioso, pero no a ciegas: "Padre patillas"

 

Iglesia Católica en Jalisco


  • José Álvarez Franco está impedido para oficiar misa?

La Iglesia en México debe enfocar mejor sus ideales, reencontrarse, opina el "Padre patillas", quien trabaja en la Coordinadora de Colonias Populares

Polémico desde su forma de ejercer la religiosidad, José Álvarez Franco, mejor conocido como el  "Padre patillas", es un personaje que ha trabajado activamente junto con las capas populares de Jalisco, ganando simpatías en algunos ámbitos, pero también detractores y enemigos en otros.

La gente que lo reconoce, ve en él la cualidad de los hombres "más dignos de la vida pública"; una cualidad que si bien no escapa a sus acciones, está por arriba de ellas: el carisma.

Álvarez Franco nació en 1935, en Los Altos de Jalisco, durante el levantamiento contrarrevolucionario conocido como "la segunda cristiada"; sin embargo, la manera en que comprende su vida religiosa dista de las convenciones ordinarias del sacerdote conservador.
– ¿Cómo se convirtió en el "Padre patillas"?

Mi familia es de Jalisco; yo nací en el Valle de Guadalupe, en el año de 1935, ya tengo mis 72 años.  Me metí de cura porque en Los Altos, si eras maestro había peligro, de médico violabas la ley del pueblo. Entonces, cuando cumplí 15 años ingresé al seminario. Me ordené en 1966, a los 27 o 30 años.

– ¿Cuándo conoció la izquierda?

Durante mis tempos en el seminario, había todo tipo de sacerdotes. Gané una beca para ir a estudiar al Seminario de Moctezuma, en los Estados Unidos. Era un colegio apoyado con recursos que provenían de alemanes, gringos y mexicanos. Eran los años sesentas. Creo que fue la mezcla de todo, pero siempre me incliné al pueblo.

– ¿Se quedó a trabajar en Estados Unidos?
No. En cuento me ordené, en el 66, porque claro que estoy ordenado, me vine a México, y aquí fue en donde inicié a trabajar. Mi primer destino fue Cuquío; en ese lugar duré cuatro años a cargo de una pequeña iglesia, fundé escuelas y fui secretario de Liturgia, pero vieron que tenía ideas que no compartían otros clérigos y me mandaron a Guadalajara, al barrio de San Andrés, con las juventudes perdidas; entonces fue que me hice vikingo*, y fundé la Pastoral Juvenil.

Eran jóvenes muy necesitados del evangelio. Estaban abandonados, y el sistema pecaminoso en que vivimos, en que unos pocos ricos mandan a los pobres los corrompía más, mi labor ahí fue de reencuentro.

Pero José Salazar López (entonces arzobispo de Guadalajara), se asustó por mi versión del humanismo. Dijo que yo traía ideas contracristianas, de la teología de la liberación y esas cuestiones.

– ¿Y no era cierto?

Sí, pero es algo que yo nunca he visto mal, y no lo entiendo. Se supone que los sacerdotes debemos estar cerca del pueblo y de sus necesidades. La misma iglesia tiene textos, documentos que se pueden adaptar a proyectos sociales. Cristo fue el primer socialista, el primer comunista. El evangelio tiene muchas cosas que se pueden rescatar y que van en ese sentido, pero la gente que detenta el poder del cristianismo, lo adecua a sus propios intereses.

– ¿Y sus intereses cuáles son?

Yo tuve siempre una tendencia hacia lo social; esa es mi característica. En mi primer trabajo pastoral vi a varios sacerdotes vivir junto con los ricos y despreciar a la mayoría.

Muchos curas reciben centavos y no reparten, como hacían las primeras comunidades cristianas. Hay uno que otro que vive en grupos aprobados por el Concilio Vaticano II, pero los ven sospechosos después. A mí me han regañado que porque no acepto la obediencia del obispo, pero hay que aceptarla razonablemente, no a ciegas. Siempre he tratado de vivir mi vida cerca del evangelio. Tengo mucha amistad con universitarios, gente avanzada, muchos maestros y gente que entiende lo que es un trabajo más liberador.

Tengo la satisfacción de que no he llegado a ser rico, como un equis personaje que critica a los ricos, que dice que todos son pecaminosos, y al día siguiente se arrepiente.

– ¿Aún está impedido para oficiar misa?

Sí, pero no es ningún impedimento. En el año de 1983 me suspendieron. Apelé a Salazar López, que no era una mala persona, pero sí cerrada. Después llegó Posadas Ocampo y me quiso conocer, pero no tuvo diálogo ni tiempo. Ya ves, pobre hombre. Sandoval Íñiguez es un caso distinto. Le falta el evangelio. Le falta diálogo a esa persona.

– ¿Cómo recibió la noticia de su suspensión?

Nunca me alejé de los ideales cristianos. Junto a un grupo de personas me alié para fundar el Frente Democrático de Lucha Popular. Formé las "casas de la comunidad", y continué con una organización: Sacerdotes Para el Pueblo. Claro, hubo gente a la que no le parecía lo que estaba haciendo, gente mocha. Fue cuando tomamos la presidencia de El Salto, apoyando a un movimiento político, pero nunca he formado parte de partidos. Coincido con la izquierda y con gente que milita en ella. Hasta ahí. En algunas ocasiones hasta hemos apoyado al PRI para sacar a los panuchos de la derecha.

– No se ha sabido mucho de usted últimamente, ¿ahora qué hace?

Seguimos en la lucha. Hay muchos proyectos que estamos haciendo en apoyo a los purépechas, los comerciantes cerca de la central nueva, colonias de la ladrillera de la curva que se defiende de Hacienda Real.

Hay mucha gente a la que le he ayudado también en lo jurídico. Alguno que otro abogado por ahí sale ratero, pero ni modo de cuidarlos –suelta la risa–.

La derecha se está organizando cada vez más contra los pobres. A la mayoría no nos queda más que organizarnos. Hay algunos sacerdotes que simpatizan con las ideas de patillas, pero no los dejan.

– De no haber sido sacerdote, ¿qué habría hecho?
Muchos dicen que debí haber estudiado leyes, pero darle al pueblo parte de sus demandas como sacerdote es una gran satisfacción. Darles más de Cristo, y ayudar a los que no tienen voz. Me siento muy satisfecho y pleno con lo que estoy haciendo. Mi organización es la "Coordinadora de Colonias Populares,  'Óscar Arnulfo Romero'", en honor a un obispo de El Salvador que murió defendiendo a los pobres. Hay muchas personas que están conmigo, dentro del clero, hay gente en el Norte y Centro del país. Tan sólo en Oaxaca, durante el movimiento de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca), había 70 parroquias manifestando su apoyo total a la causa. La iglesia en México debe enfocar mejor sus ideales, reencontrarse.

– ¿Qué opinión le merece el Gobierno del Estado actual?
El Gobierno del Estado es sinarquista, defienden valores tradicionales, no quieren una iglesia revolucionaria y avanzada, y se abrazan de los obispos y el poder que tienen.

A muchos se les olvida que hay gente que piensa que la iglesia no debe controlar toda la vida pública. Como por ejemplo esta cuestión de dar 90 millones de pesos al Santuario de los Mártires. Es un error tajante. Hay muchas necesidades; dos millones de pobres y un millón de hambreados.

*Los vikingos, era un grupo de jóvenes tachados de pandilleros, del barrio de San Andrés, y que se oponían a la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Algunos vikingos formaron el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y, posteriormente, la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S).


De la mano con las capas populares de Jalisco, la vida del alteño dista de las convenciones ordinarias del sacerdote conservador, lo que le ha ganado simpatías y enemistades

Yo tuve siempre una tendencia hacia lo social; esa es mi característica. En mi primer trabajo pastoral vi a varios
sacerdotes vivir junto con los ricos y despreciar a la mayoría.

Frase:
Muchos dicen que debí haber estudiado leyes, pero darle al pueblo parte de sus demandas como sacerdote es una gran satisfacción. Darles más de Cristo, y ayudar a los que no tienen voz.


 
 

 

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