La Montaña
PAÍS DE LAS SOMBRAS LARGAS
Oscar Loza Ochoa
Si la democracia no puede expresar ilusiones y locas esperanzas,
si no puede contener relatos de emoción e ideales, muere.
Paul Mason
En una espera que ya cedió todos los tiempos prudentes, esperan soluciones muchos sectores sociales, en impaciente actitud. Entre ellos hacen fila militante los familiares con desaparecidos, los desplazados de la violencia, los huérfanos y viudas por esa situación que mancha nuestra época, los maestros, los maiceros, los médicos, las enfermeras, los pescadores, los pepenadores y los aspirantes a estudiar que ya son rechazados permanentes.
Ante el reclamo creciente de víctimas de violación a sus derechos humanos, de movimientos de la sociedad y la presión internacional, el gobierno mexicano se vio obligado a legislar sobre protección a personas defensoras de los derechos humanos y a periodistas. Tres años después de la creación del mecanismo de protección, las cuentas son para ponerse a llorar.
En el marco del segundo diagnóstico del mencionado mecanismo, organismos de la sociedad como Amnistía Internacional, Artículo 19, Centro de Derechos Humanos Agustín Pro, entre otros, señalan el triste saldo: entre 2012 y 2014, han perdido la vida violentamente 21 periodistas y entre junio de 2012 y mayo de 2015, 32 defensores de derechos humanos fueron muertos por el ejercicio de su activismo. El entorno de violencia y la falta de voluntad y compromiso social de la autoridad no invitan a pensar que esta situación será remontada en corto plazo.
Los familiares de desaparecidos de Sinaloa trabajaron duro los días 22 y 23 de junio pasado con la PGR. La Institución prometió tener resultados del ADN en un mes. Ya pasó el plazo y ni siquiera asoman sus narices por el estado. La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas prometió jugar un papel activo y determinante para que la autoridad local y federal dieran resultados en la búsqueda de desaparecidos. La presión nacional e internacional llevó a compromisos muy concretos al Estado mexicano en materia de desapariciones forzadas, ¿qué informe rendirán en Ginebra a principios de 2016 si no hay avances?
La movilización social que el problema de las desapariciones mantiene viva, ciertamente ha registrado una baja constante, salvo en los estados donde el movimiento magisterial es vigoroso; pero nadie puede asegurar que Ayotzinapa es una estatua de sal y que ya no será emblema del movimiento nacional contra las desapariciones forzadas. Septiembre puede guardar una buena respuesta a nuestras inquietudes y a las ajenas.
Por lo demás, los maiceros siguen esperando (como el año anterior) el cumplimiento pleno de los compromisos logrados por su movimiento, ¿qué pasará el próximo ciclo agrícola? Mientras los médicos protestaron contra la impunidad en homicidios a compañeros (también hacen presentes las condiciones de trabajo), sin que haya una respuesta desde la autoridad. Las enfermeras se han quedado con compromisos firmados por la autoridad, pero sin que se cumplan. Los pepenadores del relleno sanitario de Culiacán, esperan que se cumpla el sobreseimiento de sus averiguaciones previas y que el Ayuntamiento respete su derecho al trabajo y a la libertad de asociación.
Finalmente, no descuidemos los escenarios que toman cuerpo en el País, mientras los maestros (alma de la cultura nacional) se aprestan para la madre de sus batallas, donde no sólo están en juego sus sagrados derechos, sino la más bella conquista de nuestra vilipendiada Revolución: la educación pública. Y mientras se envían fuerzas federales para reprimir a los movimientos más valientes de maestros, el peso mexicano baila una danza malinchista frente al dólar, el número de pobres crece en dos millones, sólo 400 mil jóvenes encontraron empleo anualmente desde 2009, mientras a otros 600 mil les han robado su futuro cada año.
Es claro que ni la fuga del Chapo Guzmán, ni ninguna otra circunstancia puede ser cortina de humo frente al fracaso de la gestión económica, la entrega del petróleo mexicano (nuestra identidad), el pretendido asalto a los vestigios que quedan de la Revolución y de las luchas obreras: el Seguro Social y el ISSSTE. Nunca como ahora el Estado actúa desnudo, no hay discurso que cubra el tamaño y la gravedad de las faltas en que incurre al quebrar la columna vertebral de nuestra Constitución.
La tierra ya no es de quien la trabaja, la educación se niega a los pobres, los derechos laborales son ya una nostalgia histórica, la salud será un negocio de particulares y el patrimonio energético que garantizó escuelas, seguridad social y vivienda, se ha regresado a los mismos saqueadores del pasado. Las sombras largas amenazan la paz, los derechos y libertades que dan sustento a la Nación. Todos tenemos la palabra. Vale.
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Subject: La montaña
Date: Thu, 30 Jul 2015 11:23:59 -0700
PROFR. OSCAR LOZA OCHOA
Responsable de Relación con Instituciones de la
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa
Andrade #475 norte, Planta Alta, Desp. Núm. 8
Colonia Centro Histórico CP 80000
Culiacán Rosales, Sinaloa
Tel. 667-712-56-80
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