Se me hace raro que en pleno territorio cristero haya un articulista tan claro y certero.
En las espléndidas homilías del papa Francisco puede entenderse lo que piensa del cristerismo mexicano, tan apropiado para identificar en el mundo católico y religioso en general la costumbre de acudir al templo sin devoción espiritual y podemos referir las contradicciones evangélicas más diversas, burdas y contrarias al mandato que debería cumplirse, así como para vivir en paz y armonía entre familias, las naciones y la humanidad, que por santurronería, hipocresía religiosa, violación, traición, profanación del credo que se presume, tenemos en las filas creyentes, religiosas, evangélicas, cristianas, católicas, desde gentes llamados gobernantes, políticos, burócratas de cuello blanco que cobran jugosos sueldos jamás merecidos ni devengados.
Igual tenemos madrotas o padrotes que regentean prostíbulos, narcotraficantes, sicarios, desviados sexuales caídos en el vicio exactamente por la misma debilidad o falta de voluntad para mantenerse sobrios y consecuentes con la ley natural divina, más o menos igual que los comerciantes encarecedores de la vida, los que compran barato y venden caro, los que dan gato por liebre, los que roban en la báscula, con la medida, la calidad o el rigor de la higiene, parecido al mundo de los médicos y en general los profesionistas instalados en despachos de lujo, colonias ricas para cobrar caro sin mayor rigor de ética, que algo refiere de credo religioso.
Agiotistas bancarios, inversionistas, empresarios de todas las categorías en capital, pequeños y poderosos, suelen amar mucho más al dinero que a sus semejantes, donde realmente está la diferencia entre ser cristero o ser cristiano, según habla el evangelio atribuido a la palabra de Cristo, con tan poco gremio entre sacerdotes y curas y peor entre obispos o cardenales, con muy contadísimas excepciones, que por fortuna los ha habido y los tenemos aunque muy contados.
Nuestra herencia cristera se encuentra en la historia del levantamiento armado promovido por los grandes terratenientes y hacendados en el siglo pasado, cuando entendiendo las intenciones de algunos personajes revolucionarios de viables posibilidades de llegar a la presidencia de la República con ideas reivindicadoras para la pobrería del campo y de las ciudades: Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil o el mismo Lázaro Cárdenas, quien sin alardes de revolucionarismo repartió miles de haciendas.
Las páginas del levantamiento cristero están llenas de información de personajes del alto y bajo clero promoviendo desde los púlpitos y los altares la formación de regimientos de fanáticos católicos agitados por sus confesores para ¡Defender a Dios, amenazado por el Gobierno, al igual que los cultos!
Dicha acción sacerdotal dio por consecuencia muchos miles de muertos, un estado extremo de violencia social con todo el salvajismo criminal de asesinos destacados en mandos de ejércitos cristeros, atrás de los cuales y no pocas veces al frente de las tropas se supo de sacerdotes y curas adictos al olor de la sangre humana, regada en gran parte del territorio nacional, donde Jalisco jugó un papel destacado en dicha afrenta de nuestra historia de ignorancia y religiosidad perversa, criminal y abominable.
Cristeros y criminales cuántos en el nombre de Cristo Rey, de Dios y del culto católico promovieron la matanza cristera respondiendo al satánico egoísmo de ricos hacendados y patrones y que para vergüenza nacional no faltaron promoventes para elevar a mártires y por si fuera poco tampoco faltó pontífice romano que canonizara a semejantes energúmenos de diabólica vida.
Estas cosas deben ser las grandes faenas del papa Francisco y toda la corriente sacerdotal y elevados mandos de la Iglesia con enorme efervescencia y desbordamientos humanos urgidos de la luz y el aliento sagrado del espíritu de Cristo, encarnado sin duda por el papa Francisco, quien seguramente goza de la protección de los seres de luz que rigen nuestro planeta y a la humanidad.
El Cristo revolucionario poseído en las almas no da para ir al templo a lucir ropas ni joyas de metal ni lujos vanidosos, ni pensamientos morbosos de robar, hacer negocios, engañar, humillar, despreciar, odiar o desear mal alguno. El Cristo que predica el papa Francisco es amor y eso es todo lo contrario a ser cristero.
Ramiro Díaz Valadez ¿Sabrá el papa Francisco del México cristero? El Occidental 22 de julio de 2015 |
Igual tenemos madrotas o padrotes que regentean prostíbulos, narcotraficantes, sicarios, desviados sexuales caídos en el vicio exactamente por la misma debilidad o falta de voluntad para mantenerse sobrios y consecuentes con la ley natural divina, más o menos igual que los comerciantes encarecedores de la vida, los que compran barato y venden caro, los que dan gato por liebre, los que roban en la báscula, con la medida, la calidad o el rigor de la higiene, parecido al mundo de los médicos y en general los profesionistas instalados en despachos de lujo, colonias ricas para cobrar caro sin mayor rigor de ética, que algo refiere de credo religioso.
Agiotistas bancarios, inversionistas, empresarios de todas las categorías en capital, pequeños y poderosos, suelen amar mucho más al dinero que a sus semejantes, donde realmente está la diferencia entre ser cristero o ser cristiano, según habla el evangelio atribuido a la palabra de Cristo, con tan poco gremio entre sacerdotes y curas y peor entre obispos o cardenales, con muy contadísimas excepciones, que por fortuna los ha habido y los tenemos aunque muy contados.
Nuestra herencia cristera se encuentra en la historia del levantamiento armado promovido por los grandes terratenientes y hacendados en el siglo pasado, cuando entendiendo las intenciones de algunos personajes revolucionarios de viables posibilidades de llegar a la presidencia de la República con ideas reivindicadoras para la pobrería del campo y de las ciudades: Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil o el mismo Lázaro Cárdenas, quien sin alardes de revolucionarismo repartió miles de haciendas.
Las páginas del levantamiento cristero están llenas de información de personajes del alto y bajo clero promoviendo desde los púlpitos y los altares la formación de regimientos de fanáticos católicos agitados por sus confesores para ¡Defender a Dios, amenazado por el Gobierno, al igual que los cultos!
Dicha acción sacerdotal dio por consecuencia muchos miles de muertos, un estado extremo de violencia social con todo el salvajismo criminal de asesinos destacados en mandos de ejércitos cristeros, atrás de los cuales y no pocas veces al frente de las tropas se supo de sacerdotes y curas adictos al olor de la sangre humana, regada en gran parte del territorio nacional, donde Jalisco jugó un papel destacado en dicha afrenta de nuestra historia de ignorancia y religiosidad perversa, criminal y abominable.
Cristeros y criminales cuántos en el nombre de Cristo Rey, de Dios y del culto católico promovieron la matanza cristera respondiendo al satánico egoísmo de ricos hacendados y patrones y que para vergüenza nacional no faltaron promoventes para elevar a mártires y por si fuera poco tampoco faltó pontífice romano que canonizara a semejantes energúmenos de diabólica vida.
Estas cosas deben ser las grandes faenas del papa Francisco y toda la corriente sacerdotal y elevados mandos de la Iglesia con enorme efervescencia y desbordamientos humanos urgidos de la luz y el aliento sagrado del espíritu de Cristo, encarnado sin duda por el papa Francisco, quien seguramente goza de la protección de los seres de luz que rigen nuestro planeta y a la humanidad.
El Cristo revolucionario poseído en las almas no da para ir al templo a lucir ropas ni joyas de metal ni lujos vanidosos, ni pensamientos morbosos de robar, hacer negocios, engañar, humillar, despreciar, odiar o desear mal alguno. El Cristo que predica el papa Francisco es amor y eso es todo lo contrario a ser cristero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario