Impagable la deuda griega, mas que la de México? PARA SABER DE DEUDAS IMPAGABLES NO TIENES QUE IRTE TAN LEJOS INGE.
Chin, CERO Y VAN TRES VECES QUE ME VUELVEN A JAKEAR MI CUENTA DE HOTMAIL EN LO QUE VA DEL MES ,ME GUSTA QUE SE CONOSCA TODO LO QUE PUBLICO, ASI QUE A ESOS HIJOS DE LA CHINGADA QUE ME JAKEAN MANDENME SU DIRECCION Y LES MANDO TODA LA INFO QUE SOLICITEN...NO TENGO NADA QUE ESCONDER.
NI MODO , TENDRÉ QUE ELABORAR OTRAS 10 O 20 CONTRASEÑAS NUEVAS PORQUE YA USE LA ULTIMA.
Date: Thu, 16 Jul 2015 22:39:24 +0000
To: eljuglardeloscaminos48@hotmail.com
Subject: Pobres griegos
From: rjalonso@terra.com.mx
Don Ándres para sus múltiples contáctos para que entiendan los problemas que acarrea un gobierno populista.
Chin, CERO Y VAN TRES VECES QUE ME VUELVEN A JAKEAR MI CUENTA DE HOTMAIL EN LO QUE VA DEL MES ,ME GUSTA QUE SE CONOSCA TODO LO QUE PUBLICO, ASI QUE A ESOS HIJOS DE LA CHINGADA QUE ME JAKEAN MANDENME SU DIRECCION Y LES MANDO TODA LA INFO QUE SOLICITEN...NO TENGO NADA QUE ESCONDER.
NI MODO , TENDRÉ QUE ELABORAR OTRAS 10 O 20 CONTRASEÑAS NUEVAS PORQUE YA USE LA ULTIMA.
Date: Thu, 16 Jul 2015 22:39:24 +0000
To: eljuglardeloscaminos48@hotmail.com
Subject: Pobres griegos
From: rjalonso@terra.com.mx
Don Ándres para sus múltiples contáctos para que entiendan los problemas que acarrea un gobierno populista.
VISIÓN ECONÓMICA / SALVADOR KALIFA
Pobres griegos
El Gobierno de Grecia, después de todo el revuelo que causó con su referéndum del domingo 5 de julio, donde el electorado griego rechazó las condiciones que le pedían sus acreedores para darle otro rescate financiero, acabó por capitular en la madrugada del lunes de esta semana ante condiciones más estrictas por la amenaza de expulsión del euro.
Alexis Tsipras, Primer Ministro griego, enfrenta en estos días el repudio de su partido político Syriza y el de muchos de sus seguidores, que están obligados a aceptar restricciones más severas que las planteadas hace unas semanas por las instituciones responsables de las negociaciones.
Ahora no sólo su parlamento tiene que aprobar en estos días las reformas impositivas y de pensiones que el Gobierno había calificado de "criminales", sino que además tendrán que establecer un fondo para privatizar activos gubernamentales por 50 mil millones de euros (mme).
El principal culpable de las penurias recientes del pueblo griego es Tsipras y sus promesas populistas falsas, pero políticamente atractivas, de que con tan sólo un cambio de gobierno se terminarían las medidas de austeridad, se volvería a la prosperidad y se mantendría el euro. Nada más lejos de la realidad.
La situación económica ha empeorado durante la administración de este Gobierno. Sus falsas promesas le dieron éxito político pero colapsaron a la economía. El sistema financiero está quebrado, y su población vive penurias innecesarias desde principios de este mes, cuando el Gobierno impuso controles de cambios y cerró los bancos, limitando la cantidad de dinero que podían retirar los griegos.
El final de esta tragicomedia es todavía lejano. El éxito político de los distintos gobiernos griegos se fincó en promesas atractivas para los electores, extremadamente generosas y financiadas al amparo de su membresía en el euro. Ello los hizo acumular una deuda gubernamental que a estas alturas es ruinosa e impagable.
Grecia no es el primer país en caer víctima del desorden de gasto de sus gobernantes. Muchos otros, incluido México, han vivido episodios de esa naturaleza, pero la gran mayoría ha logrado "suavizar" el costo social del ajuste mediante una devaluación de su moneda. Esta opción no existe para los griegos, mientras sean parte del euro.
Con una moneda común se reducen los instrumentos de política económica que se pueden utilizar para corregir lo que a todas luces es una situación insostenible de deuda gubernamental. Si no es posible devaluar, entonces la carga del ajuste recae sobre el sector real de la economía. Esto quiere decir menores salarios, más desempleo y menos producción. Ese es el futuro inmediato para los griegos, cuya situación seguirá empeorando en los meses siguientes.
Las condiciones de los acreedores, que los griegos tienen que aprobar y aplicar antes de recibir dinero fresco, incluyen aumentos de impuestos, despidos del personal que recontrató Tsipras al llegar al poder, y recortes de las pensiones. Estas medidas deprimirán más la alicaída demanda interna, sin al mismo tiempo dar una visión clara del futuro de su deuda.
Grecia no puede pagar su deuda de 310 mme, menos aún los más de 360 mme que deberá si recibe dinero adicional de sus acreedores. La única manera en que el país helénico puede salir del hoyo económico en que se encuentra es mediante una disminución de su deuda a niveles sostenibles en el largo plazo.
Esta opción, sin embargo, no la aceptan sus acreedores, que a cambio de un programa de ajuste muy oneroso, sólo ofrecen ampliar los plazos y reducir las tasas de interés, así como darle más dinero a los griegos, lo que sólo prolongará su agonía económica.
Un recorte de deuda, con Grecia dentro del euro, es políticamente muy complicado, ya que equivale a pedirles a los contribuyentes del resto de los países miembros de la moneda común que paguen por la "generosidad" irresponsable de los gobiernos griegos. Esa, se supone, es la solidaridad que busca la eurozona, pero se antoja difícil de aceptar, cuando uno de sus miembros abusa de ella.
¿Cómo pedirle a los alemanes, que se jubilan a los 65 años, que parte de sus impuestos se destine a financiar las jubilaciones a los 55 años de los griegos?
El talón de Aquiles del euro es que unificó la moneda pero dejó en las distintas soberanías nacionales el manejo de la política fiscal. Y no todos los parlamentos tienen la disciplina de los alemanes.
El gran problema de Grecia, en pocas palabras, es su terquedad de seguir formando parte del euro. Considero que las penurias que causaría, de aplicarse, el nuevo programa de ajuste, serán tan onerosas sobre la economía griega que los días de Grecia con el euro están contados. Entre más pronto se percaten los griegos de ello, más pronto podrán trabajar en reconstruir su desastrosa situación económica.
Alexis Tsipras, Primer Ministro griego, enfrenta en estos días el repudio de su partido político Syriza y el de muchos de sus seguidores, que están obligados a aceptar restricciones más severas que las planteadas hace unas semanas por las instituciones responsables de las negociaciones.
Ahora no sólo su parlamento tiene que aprobar en estos días las reformas impositivas y de pensiones que el Gobierno había calificado de "criminales", sino que además tendrán que establecer un fondo para privatizar activos gubernamentales por 50 mil millones de euros (mme).
El principal culpable de las penurias recientes del pueblo griego es Tsipras y sus promesas populistas falsas, pero políticamente atractivas, de que con tan sólo un cambio de gobierno se terminarían las medidas de austeridad, se volvería a la prosperidad y se mantendría el euro. Nada más lejos de la realidad.
La situación económica ha empeorado durante la administración de este Gobierno. Sus falsas promesas le dieron éxito político pero colapsaron a la economía. El sistema financiero está quebrado, y su población vive penurias innecesarias desde principios de este mes, cuando el Gobierno impuso controles de cambios y cerró los bancos, limitando la cantidad de dinero que podían retirar los griegos.
El final de esta tragicomedia es todavía lejano. El éxito político de los distintos gobiernos griegos se fincó en promesas atractivas para los electores, extremadamente generosas y financiadas al amparo de su membresía en el euro. Ello los hizo acumular una deuda gubernamental que a estas alturas es ruinosa e impagable.
Grecia no es el primer país en caer víctima del desorden de gasto de sus gobernantes. Muchos otros, incluido México, han vivido episodios de esa naturaleza, pero la gran mayoría ha logrado "suavizar" el costo social del ajuste mediante una devaluación de su moneda. Esta opción no existe para los griegos, mientras sean parte del euro.
Con una moneda común se reducen los instrumentos de política económica que se pueden utilizar para corregir lo que a todas luces es una situación insostenible de deuda gubernamental. Si no es posible devaluar, entonces la carga del ajuste recae sobre el sector real de la economía. Esto quiere decir menores salarios, más desempleo y menos producción. Ese es el futuro inmediato para los griegos, cuya situación seguirá empeorando en los meses siguientes.
Las condiciones de los acreedores, que los griegos tienen que aprobar y aplicar antes de recibir dinero fresco, incluyen aumentos de impuestos, despidos del personal que recontrató Tsipras al llegar al poder, y recortes de las pensiones. Estas medidas deprimirán más la alicaída demanda interna, sin al mismo tiempo dar una visión clara del futuro de su deuda.
Grecia no puede pagar su deuda de 310 mme, menos aún los más de 360 mme que deberá si recibe dinero adicional de sus acreedores. La única manera en que el país helénico puede salir del hoyo económico en que se encuentra es mediante una disminución de su deuda a niveles sostenibles en el largo plazo.
Esta opción, sin embargo, no la aceptan sus acreedores, que a cambio de un programa de ajuste muy oneroso, sólo ofrecen ampliar los plazos y reducir las tasas de interés, así como darle más dinero a los griegos, lo que sólo prolongará su agonía económica.
Un recorte de deuda, con Grecia dentro del euro, es políticamente muy complicado, ya que equivale a pedirles a los contribuyentes del resto de los países miembros de la moneda común que paguen por la "generosidad" irresponsable de los gobiernos griegos. Esa, se supone, es la solidaridad que busca la eurozona, pero se antoja difícil de aceptar, cuando uno de sus miembros abusa de ella.
¿Cómo pedirle a los alemanes, que se jubilan a los 65 años, que parte de sus impuestos se destine a financiar las jubilaciones a los 55 años de los griegos?
El talón de Aquiles del euro es que unificó la moneda pero dejó en las distintas soberanías nacionales el manejo de la política fiscal. Y no todos los parlamentos tienen la disciplina de los alemanes.
El gran problema de Grecia, en pocas palabras, es su terquedad de seguir formando parte del euro. Considero que las penurias que causaría, de aplicarse, el nuevo programa de ajuste, serán tan onerosas sobre la economía griega que los días de Grecia con el euro están contados. Entre más pronto se percaten los griegos de ello, más pronto podrán trabajar en reconstruir su desastrosa situación económica.
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