RESUMEN LATINOAMERICANO
y del Tercer Mundo
Diarios de Urgencia
Director: CARLOS AZNAREZ
Redacción: Leandro Albani, Facundo Guillén, Ana Guillermina Roca, Antonela Di Candia, Marina Pérez Damil, Sebastian Polischuk
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LA CONTRAINFORMACIÓN AL DÍA
Información, opinión y denuncia de Latinoamérica y el Tercer Mundo
22 de diciembre 2014
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Deforestación puede hacer desaparecer a grupo indígena
CHAIDÍ. El último grupo indígena en aislamiento voluntario que queda en América fuera de la Amazonía está al borde de la desaparición si el Estado paraguayo no frena la deforestación e invasión de sus tierras, denuncian familiares y las Naciones Unidas.
21 diciembre 2014
El grupo de ayoreo todobiegosode que queda aislado en Paraguay es como la última aldea gala resistiendo el avance del Imperio romano. Una cultura a punto de hacer desaparecer a la otra. Pero en lugar de murallas, los nativos están rodeados de un inmenso bosque que les da protección y sustento desde hace miles de años. Y no son tropas militares a las que tienen que resistir, sino al avance de las máquinas topadoras que van destruyendo los árboles del territorio en el que viven desde antes de la colonización española.
De ello están convencidos en Chaidí, principal asentamiento de los totobiegosode que han salido de su hábitat natural: el interior de los bosques vírgenes del Chaco paraguayo. En ese monte de vegetación baja, de cactus y jaguares, de pronunciadas sequías e inundaciones, situado en el departamento de Alto Paraguay, más cerca de Bolivia que de Asunción, aún se esconden al menos un centenar de nativos totobiegosode que nunca han contactado con la sociedad envolvente.
Voluntariamente rehúsan vivir con los "coñone", que significa "los que no entienden el mundo" en idioma ayoreo, término dedicado a los extraños que no viven cuidando el bosque. Sus hermanos contactados denuncian lo que ellos no están en condiciones de hacer: la desaparición de todo un ecosistema bajo las topadoras de las empresas ganaderas invasoras.
El grupo de ayoreo todobiegosode que queda aislado en Paraguay es como la última aldea gala resistiendo el avance del Imperio romano. Una cultura a punto de hacer desaparecer a la otra. Pero en lugar de murallas, los nativos están rodeados de un inmenso bosque que les da protección y sustento desde hace miles de años. Y no son tropas militares a las que tienen que resistir, sino al avance de las máquinas topadoras que van destruyendo los árboles del territorio en el que viven desde antes de la colonización española.
De ello están convencidos en Chaidí, principal asentamiento de los totobiegosode que han salido de su hábitat natural: el interior de los bosques vírgenes del Chaco paraguayo. En ese monte de vegetación baja, de cactus y jaguares, de pronunciadas sequías e inundaciones, situado en el departamento de Alto Paraguay, más cerca de Bolivia que de Asunción, aún se esconden al menos un centenar de nativos totobiegosode que nunca han contactado con la sociedad envolvente.
Voluntariamente rehúsan vivir con los "coñone", que significa "los que no entienden el mundo" en idioma ayoreo, término dedicado a los extraños que no viven cuidando el bosque. Sus hermanos contactados denuncian lo que ellos no están en condiciones de hacer: la desaparición de todo un ecosistema bajo las topadoras de las empresas ganaderas invasoras.
Las empresas
Al menos tres empresas terratenientes, Yaguareté Porá, de Brasil, Carlos Casado S.A., de capital español, y la paraguaya Itapotí poseen los títulos de propiedad de buena parte de las casi 2,8 millones de hectáreas que, según los antropólogos, alguna vez integraron el territorio de los distintos grupos ayoreo, que vivían entre el sur de Bolivia y la región chaqueña de Paraguay.
"Solo queremos proteger a nuestros hermanos y para eso necesitamos que el Estado compre y proteja nuestro territorio ancestral", dijo a Efe Porai Picanerai, cacique de los totobiegosode de Chaidí. Picanerai vivía en el bosque hasta que en 1986 otros ayoreo armados enviados por la Misión Nuevas Tribus, un grupo evangélico estadounidense con larga trayectoria en Paraguay, llegó a su aldea, recordó.
"Maté a dos personas para defender a mi familia", relató. Aquel enfrentamiento tuvo como resultado la muerte de al menos cuatro indígenas y la salida del bosque de unos 40, según los datos de las ONG Iniciativa Amotocodie y Gente, Ambiente y Desarrollo (GAT). Desde entonces, cada vez más totobiegosode han ido saliendo del bosque, bien en enfrentamientos violentos o bien cuando ya no tenían más lugar a donde ir.
Al menos tres empresas terratenientes, Yaguareté Porá, de Brasil, Carlos Casado S.A., de capital español, y la paraguaya Itapotí poseen los títulos de propiedad de buena parte de las casi 2,8 millones de hectáreas que, según los antropólogos, alguna vez integraron el territorio de los distintos grupos ayoreo, que vivían entre el sur de Bolivia y la región chaqueña de Paraguay.
"Solo queremos proteger a nuestros hermanos y para eso necesitamos que el Estado compre y proteja nuestro territorio ancestral", dijo a Efe Porai Picanerai, cacique de los totobiegosode de Chaidí. Picanerai vivía en el bosque hasta que en 1986 otros ayoreo armados enviados por la Misión Nuevas Tribus, un grupo evangélico estadounidense con larga trayectoria en Paraguay, llegó a su aldea, recordó.
"Maté a dos personas para defender a mi familia", relató. Aquel enfrentamiento tuvo como resultado la muerte de al menos cuatro indígenas y la salida del bosque de unos 40, según los datos de las ONG Iniciativa Amotocodie y Gente, Ambiente y Desarrollo (GAT). Desde entonces, cada vez más totobiegosode han ido saliendo del bosque, bien en enfrentamientos violentos o bien cuando ya no tenían más lugar a donde ir.
"Etnocidio"
Como es el caso de Ingoi Etacori de 40 años y Carateba Picanere, de 70, que salieron de la selva en 2004 al quedar solos al borde de una carretera abierta por dueños de estancias cercanas. Etacori aún tiene las marcas en la cabeza del pelo trenzado que acostumbraba a llevar, como manda la cultura de su pueblo. Su padre y sus tres hermanos aún viven en el bosque, aseguró.
Solo quedan 120 pueblos aislados en todo el continente americano, la mayoría en la frontera de Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Los totobiegosode que viven en Paraguay son el único caso fuera de la Cuenca Amazónica, según las ONG.
La aceleración de la industria ganadera en la última década en el Chaco paraguayo ha provocado una de las tasas de deforestación más altas del mundo, según la ONG ambientalista Guyra Paraguay. "La ganadería, la búsqueda de petróleo y de maderas preciosas siguen siendo responsables de este etnocidio que sufren los totobiegosode", dijo a Efe Benno Glauser, director de Iniciativa Amotocodie.
Según Glauser, la mayoría de los totobiegosode que abandonaron el bosque aún viven el trauma del contacto. "Les engañaron, los ancianos siguen en shock ante la sociedad envolvente, sin poder entender nuestro sinsentido", expresó.
La Relatoría de la ONU para los Derechos Indígenas, así como las organizaciones Amnistía Internacional y Survival piden al Estado paraguayo que detenga las intervenciones ilegales en territorio ayoreo y recupere las tierras ancestrales que reclaman. Los expertos de estas organizaciones alertan que cada vez se ven más restos de armas o de animales cazados, señales de los "silvícolas", producto de la reducción del bosque.
Incluso hubo un avistamiento de un clan familiar hace solo dos meses en un territorio que no es el suyo habitual, según las ONG. Huyen de las máquinas topadoras, de los tractores y de las zonas que van quedando sin animales silvestres, atrás van dejando una forma de vida milenaria que nunca perjudicó al medioambiente.
Como es el caso de Ingoi Etacori de 40 años y Carateba Picanere, de 70, que salieron de la selva en 2004 al quedar solos al borde de una carretera abierta por dueños de estancias cercanas. Etacori aún tiene las marcas en la cabeza del pelo trenzado que acostumbraba a llevar, como manda la cultura de su pueblo. Su padre y sus tres hermanos aún viven en el bosque, aseguró.
Solo quedan 120 pueblos aislados en todo el continente americano, la mayoría en la frontera de Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Los totobiegosode que viven en Paraguay son el único caso fuera de la Cuenca Amazónica, según las ONG.
La aceleración de la industria ganadera en la última década en el Chaco paraguayo ha provocado una de las tasas de deforestación más altas del mundo, según la ONG ambientalista Guyra Paraguay. "La ganadería, la búsqueda de petróleo y de maderas preciosas siguen siendo responsables de este etnocidio que sufren los totobiegosode", dijo a Efe Benno Glauser, director de Iniciativa Amotocodie.
Según Glauser, la mayoría de los totobiegosode que abandonaron el bosque aún viven el trauma del contacto. "Les engañaron, los ancianos siguen en shock ante la sociedad envolvente, sin poder entender nuestro sinsentido", expresó.
La Relatoría de la ONU para los Derechos Indígenas, así como las organizaciones Amnistía Internacional y Survival piden al Estado paraguayo que detenga las intervenciones ilegales en territorio ayoreo y recupere las tierras ancestrales que reclaman. Los expertos de estas organizaciones alertan que cada vez se ven más restos de armas o de animales cazados, señales de los "silvícolas", producto de la reducción del bosque.
Incluso hubo un avistamiento de un clan familiar hace solo dos meses en un territorio que no es el suyo habitual, según las ONG. Huyen de las máquinas topadoras, de los tractores y de las zonas que van quedando sin animales silvestres, atrás van dejando una forma de vida milenaria que nunca perjudicó al medioambiente.
Paraguayos se crucifican para exigir derechos laborales
Los tres extrabajadores de la represa y una mujer continuarán la protesta hasta recibir respuesta de la hidroeléctrica Itaipú.
21 diciembre 2014 ... Con las manos clavadas en cruces de maderas extrabajadores de la represa Itaipú, ubicada en la frontera sobre el río Paraná, exigen el pago de retroactivos, el cual sí recibieron los brasileños que participaron en la construcción de la obra. Una mujer y tres extrabajadores de la hidroeléctrica Itaipú, una empresa binacional entre Paraguay y Brasil, pasarán los días festivos de diciembre con sus manos clavadas a cruces de madera frente a la embajada brasileña en Asunción, capital paraguaya, en reclamo por el pago de beneficios retroactivos contemplados en el protocolo de 1974.
Los tres hombres cumplieron este domingo 13 días crucificados, mientras que la mujer lleva cinco. Todos están decididos a continuar su inusual forma de protesta hasta recibir respuesta a su reclamo, que se centra en el pago de los retroactivos por su trabajo en la construcción de la hidroeléctrica, el cual aseguran sí cobraron los brasileños que participaron en la obra.
"Lo que más duele es pasar la Navidad acá sin ver a la familia, es triste escuchar la música navideña en la radio", manifestó Rosa Cáceres, de 52 años, quien protesta a nombre de su esposo, extrabajador de la represa, que se encuentra enfermo en Ciudad del Este.
Los otros protestantes, Roberto Rosales, de 61 años, Roque Samudio, de 58, y Gerardo Orué, de 49, dijeron estar más agotados que Cáceres pero continuarán con su reclamo.
"Vamos a pasar Navidad, Año Nuevo, los Reyes y todo si no vienen soluciones", aseguró Teodorico Franco, el portavoz de la coordinadora de extrabajadores de Itaipú y contratistas que agrupa a 9 mil 500 exempleados, de los casi 40 mil que participaron en la construcción de la represa.
Por su parte, el asesor jurídico del presidente de Paraguay, Sergio Godoy, les dijo a los extrabajadores que el documento con los reclamos a Itaipú ya había sido entregado, explicó Franco.
"Y estamos esperando la respuesta de Itaipú hasta este momento y nadie apareció. Si no viene solución no nos vamos a ir de acá, vamos a morir todos acá", dijo Franco.
Además de permanecer crucificados, los tres hombres y la mujer no consumen alimentos sólidos y racionan la cantidad de líquido que toman para disminuir las necesidades fisiológicas.
Una mujer y tres extrabajadores de la hidroeléctrica Itaipú, una empresa binacional entre Paraguay y Brasil, pasarán los días festivos de diciembre con sus manos clavadas a cruces de madera frente a la embajada brasileña en Asunción, capital paraguaya, en reclamo por el pago de beneficios retroactivos contemplados en el protocolo de 1974.
Los tres hombres cumplieron este domingo 13 días crucificados, mientras que la mujer lleva cinco. Todos están decididos a continuar su inusual forma de protesta hasta recibir respuesta a su reclamo, que se centra en el pago de los retroactivos por su trabajo en la construcción de la hidroeléctrica, el cual aseguran sí cobraron los brasileños que participaron en la obra.
"Lo que más duele es pasar la Navidad acá sin ver a la familia, es triste escuchar la música navideña en la radio", manifestó Rosa Cáceres, de 52 años, quien protesta a nombre de su esposo, extrabajador de la represa, que se encuentra enfermo en Ciudad del Este.
Los otros protestantes, Roberto Rosales, de 61 años, Roque Samudio, de 58, y Gerardo Orué, de 49, dijeron estar más agotados que Cáceres pero continuarán con su reclamo.
"Vamos a pasar Navidad, Año Nuevo, los Reyes y todo si no vienen soluciones", aseguró Teodorico Franco, el portavoz de la coordinadora de extrabajadores de Itaipú y contratistas que agrupa a 9 mil 500 exempleados, de los casi 40 mil que participaron en la construcción de la represa.
Por su parte, el asesor jurídico del presidente de Paraguay, Sergio Godoy, les dijo a los extrabajadores que el documento con los reclamos a Itaipú ya había sido entregado, explicó Franco.
"Y estamos esperando la respuesta de Itaipú hasta este momento y nadie apareció. Si no viene solución no nos vamos a ir de acá, vamos a morir todos acá", dijo Franco.
Además de permanecer crucificados, los tres hombres y la mujer no consumen alimentos sólidos y racionan la cantidad de líquido que toman para disminuir las necesidades fisiológicas.
Militares paraguayos se mueren de hambre en Haití, denuncian
Familiares repudian que mientras soldados se encuentran en situación crítica el responsable de las tropas, coronel Justo Germán Torres, se encuentre de vacaciones en Punta Cana.
Familiares de los militares paraguayos que forman parte de la misión de paz de la ONU en Haití denuncian que los efectivos no cobran su salario desde mayo y están sometidos a presiones sicológicas de todo tipo, e incluso algunas mujeres sufrieron acoso sexual de parte de sus superiores.
Señalan que los efectivos debieron volver el 1 de diciembre, pero los responsables fueron postergando el regreso hasta que el último anuncio fue que el 14 de enero se podría conseguir un avión que traslade a las tropas de regreso al país. Sin embargo, los 81 militares paraguayos afectados por la misión desean regresar antes de esta Navidad para pasar con sus familiares.
Las Naciones Unidas alegan que ya realizaron los desembolsos al Gobierno paraguayo, pero este no pagó a los soldados. Tanto el Ministerio de Hacienda como el de Defensa se desentienden del tema diciendo que no tienen los fondos. Sin embargo, documentos divulgados por la prensa muestran que la ONU desembolsó el pasado 21 de octubre la suma de USD 714.418 para el contingente militar.
Los familiares relatan que los soldados en Haití manifestaron que el coronel Justo Germán Torres se encuentra de vacaciones en Punta Cana, en la vecina República Dominicana, donde se trasladó con su esposa, enfermeras, mozos y parrilleros. Denuncian que por esta razón el mando castrense posterga el regreso de las tropas, que se encuentran en una difícil situación produciéndose incluso un intento de suicidio hace dos semanas.
"Los militares tienen hambre, están llorando y no soportan la presión. Están desconectados, no pueden usar las redes sociales y tienen poco tiempo para comunicarse con sus familiares. Hay mujeres que pidieron la repatriación por casos de acoso sexual. El coronel Justo Germán Torres dejó a las tropas y se fue de vacaciones", dijo la denunciante, quien pidió el anonimato.
La fuente también criticó que el Gobierno se haya lucido con la fotografía en que se observa a un militar dando agua a un niño haitiano, pero ahora se desentiende del tema e incluso se apropia de manera indebida del dinero de los soldados.
Los responsables del Ministerio de Defensa esgrimieron varias excusas. Por un lado, culpan al Ministerio de Hacienda por supuestamente no haber transferido los fondos y, por otro, a la misma burocracia de la ONU, que provocaría que los fondos no estén disponibles a pesar de que ya fueron aprobados.
"El monto de 714.418 dólares americanos acreditados por la Organización de las Naciones Unidas al Ministerio de Hacienda (Dirección General del Tesoro Público), para destinarlo al pago de gratificaciones por Servicios Especiales al Personal Militar comisionado en Haití, fue transferido en fecha 11 de diciembre de 2014, al Comando de las Fuerzas Militares, por lo cual se desmiente que el desembolso se haya realizado el 21 de octubre de 2014", dice un comunicado de las FFAA emitido en respuesta a las denuncias.
Familiares repudian que mientras soldados se encuentran en situación crítica el responsable de las tropas, coronel Justo Germán Torres, se encuentre de vacaciones en Punta Cana.
Familiares de los militares paraguayos que forman parte de la misión de paz de la ONU en Haití denuncian que los efectivos no cobran su salario desde mayo y están sometidos a presiones sicológicas de todo tipo, e incluso algunas mujeres sufrieron acoso sexual de parte de sus superiores.
Señalan que los efectivos debieron volver el 1 de diciembre, pero los responsables fueron postergando el regreso hasta que el último anuncio fue que el 14 de enero se podría conseguir un avión que traslade a las tropas de regreso al país. Sin embargo, los 81 militares paraguayos afectados por la misión desean regresar antes de esta Navidad para pasar con sus familiares.
Las Naciones Unidas alegan que ya realizaron los desembolsos al Gobierno paraguayo, pero este no pagó a los soldados. Tanto el Ministerio de Hacienda como el de Defensa se desentienden del tema diciendo que no tienen los fondos. Sin embargo, documentos divulgados por la prensa muestran que la ONU desembolsó el pasado 21 de octubre la suma de USD 714.418 para el contingente militar.
Los familiares relatan que los soldados en Haití manifestaron que el coronel Justo Germán Torres se encuentra de vacaciones en Punta Cana, en la vecina República Dominicana, donde se trasladó con su esposa, enfermeras, mozos y parrilleros. Denuncian que por esta razón el mando castrense posterga el regreso de las tropas, que se encuentran en una difícil situación produciéndose incluso un intento de suicidio hace dos semanas.
"Los militares tienen hambre, están llorando y no soportan la presión. Están desconectados, no pueden usar las redes sociales y tienen poco tiempo para comunicarse con sus familiares. Hay mujeres que pidieron la repatriación por casos de acoso sexual. El coronel Justo Germán Torres dejó a las tropas y se fue de vacaciones", dijo la denunciante, quien pidió el anonimato.
La fuente también criticó que el Gobierno se haya lucido con la fotografía en que se observa a un militar dando agua a un niño haitiano, pero ahora se desentiende del tema e incluso se apropia de manera indebida del dinero de los soldados.
Los responsables del Ministerio de Defensa esgrimieron varias excusas. Por un lado, culpan al Ministerio de Hacienda por supuestamente no haber transferido los fondos y, por otro, a la misma burocracia de la ONU, que provocaría que los fondos no estén disponibles a pesar de que ya fueron aprobados.
"El monto de 714.418 dólares americanos acreditados por la Organización de las Naciones Unidas al Ministerio de Hacienda (Dirección General del Tesoro Público), para destinarlo al pago de gratificaciones por Servicios Especiales al Personal Militar comisionado en Haití, fue transferido en fecha 11 de diciembre de 2014, al Comando de las Fuerzas Militares, por lo cual se desmiente que el desembolso se haya realizado el 21 de octubre de 2014", dice un comunicado de las FFAA emitido en respuesta a las denuncias.
PARAGUAY
Las familias campesinas de Abaí ocupan tierra invadida por sojeros
Después de más de un mes de asedio, amenazas e incluso detenciones, las familias sujetas a la reforma agraria lograron plantar bandera en territorio invadido.
Habían quedado atrapados a unos cuatro kilómetros del lugar donde debían llegar por resolución del propio Indert.
En ese lugar sufrieron acosos e incluso amenazas de muerte por parte de los guardias civiles de los sojeros, hasta que, cuando se esperaba que los resguardase el Estado paraguayo, fueron detenidos sus dirigentes.
El Indert defendió su decisión y las 80 familias, nucleadas en el Movimiento Campesino Paraguayo, pudieron llegar. Para los ocupantes campesinos es una victoria a la que ya estaban poco acostumbrados, al saber del "poder tremendo" de los sojeros, principalmente brasileros, que compran jueces y fiscales", al decir de un dirigente que nos pidió reserva de fuente porque ko'ape hendy hina".
"Nosotros ejercemos nuestros legítimos derechos como órgano de aplicación del Estatuto Agrario a favor de los sectores campesinos, menos favorecidos, como las familias compatriotas trasladadas a Santa Teresa", había sostenido el presidente del ente rural, Justo Cárdenas, cuando ocurriera la detención de los dirigentes.
"Lamentamos profundamente la actuación del fiscal Alcides Espínola, de la circunscripción judicial de San Juan Nepomuceno, quien ni siquiera estuvo en el lugar al momento de la detención de los dirigentes campesinos", había señalado Cárdenas.
Había anunciado que la institución accionaría judicialmente contra el fiscal Espínola y los policías que se extralimitaron en sus actuaciones.
Aquella vez habían sido detenidos por supuesta invasión de propiedad privada Aurelio Garcete Melgarejo, Miguel Espínola Peña, Antoliano Riveros Camacho, Cornelio Arce Amarilla, Nery Rubén Saucedo y Zonia Elizabeth Giménez Gavilán. Además, fue imputado el dirigente del Movimiento Campesino Paraguayo, Angel Varela.
En la colonia Santa Teresa, en Abaí, Caazapá, hay más de 800 hectáreas de tierras del Estado en manos de productores no sujetos de la Reforma Agraria, tal como lo corroboran los datos técnicos y administrativos obrantes en la institución.
Cárdenas también se había despachado contra el intendente de San Cristóbal (Alto Paraná), Ildefonso Santander, por "bastardear" el uso de las tierras del Estado.
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