ARGENTINA
Falleció el periodista Alejandro Haddad
Escribía en Resumen Latinoamericano y otros medios alternativos
Tenía 35 años, era periodista y actualmente escribía sobre la realidad del pueblo de Kurdistán, para varios medios alternativos, entre ellos Resumen Latinoamericano y la Revista Sudestada. Estaba aquejado de una grave enfermedad. Sus restos serán cremados mañana miércoles en el Cementerio de Chacarita, a las 10 horas.
Publicamos dos notas recordando al compañero Alejandro y acompañamos en el dolor a sus familiares y a todos aquellos que lo han conocido y querido.
Ale...
por Leandro Albani
Con Alejandro Haddad nos conocimos poco. De casualidad, casi. Fui su profesor en la Universidad de las Madres durante un año. Después, la vida nos llevó por diferentes caminos.
El año pasado nos volvimos a ver luego de mucho tiempo. ¿La razón del encuentro? Kurdistán. Me habían propuesto viajar al Irak kurdo junto a él y a Mehmet Alí Dogan. En ese momento, la salud le jugó a Ale una mala pasada y no pudo acompañarnos. Pero en los meses previos nos reunimos varias veces en Argentina, y esos encuentros y charlas fueron para mí todo un descubrimiento: en apenas unas horas, mates de por medio, Ale me explicó que el pueblo kurdo existía, que su lucha era ancestral, que una organización insurgente y de masas se llamaba Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y que sus guerrilleros y guerrilleras enfrentaban al imperialismo y se interesaban cada vez más por América Latina. También me dio para leer los artículos y crónicas de sus viajes por el Kurdistán turco. Concretos, pedagógicos y con la pluma afilada de los grandes cronistas, Ale le regalaba al que quisiera las historias duras y dignas de los kurdos y las kurdas que no bajan los brazos frente a la represión.
Pero en esas conversaciones también conocí a un tipo sencillo y con un humor de ese que tanto me gusta: un poco ácido, otro poco ingenuo, pero siempre con la justeza que termina en carcajadas.
En apenas unas semanas armamos el libro "Kurdistán. Crónicas insurgentes". Lo amasamos, lo corregimos, lo corregimos una y mil veces, elegimos fotos y tipografías, y ese acto también fue un compartir mutuo.
Tuve la suerte de participar con Ale en las mismas trincheras de comunicación: Resumen Latinoamericano y Marcha. En esos medios alternativos y populares, Ale nos permitió entender mucho más qué sucede en Turquía, o qué significa el Newroz para el pueblo kurdo, esa festividad que todos los años se convierte en una jornada de lucha por la liberación.
Pero ahora, justo ahora, lo que me cruza es la rabia. La rabia de que un compañero se fue, de su juventud plena que ya no es, de una mente lúcida que nos va a faltar para entender un poco más qué sucede en el mundo. Y también la ausencia de un gran periodista, cargado de proyectos, con una fuerza descomunal para soportar los dolores y las trabas permanentes que su enfermedad le puso en el camino. Porque Ale era eso: fuerza pura para decir que no, que la muerte no se la iba a llevar así de fácil, que todavía queda mucho por hacer y escribir, mucho por organizar y difundir. Y para decir que no, también publicó un último libro de poemas. "Gulê Gulîstan" se llama y habla de las mujeres del Kurdistán, aguerridas y tenaces, guerrilleras como flores rojas penetrantes.
Pero esa rabia que me cruza es por lo que no fue, por los encuentros que no llegaron a concretarse, de las veces que dijimos de ir a un bar a tomar algo para hablar nomás de la vida, de lo que queríamos o buscábamos, de futuros inciertos cargados de rebeldía; de lanzarnos a escribir más sobre Kurdistán y, por qué no, viajar alguna vez juntos a esa tierra que no deja de nacer.
Nos vimos algunas veces antes de que la enfermedad se lo llevara. Esa fuerza que lo caracterizó siempre estuvo con él: charlamos, tomamos mates, disfrutamos (Ale, yo, sus amigos y amigas) de la atención de su familia, siempre con sonrisas para regalar a quienes estábamos en su casa.
Ale me va a acompañar de aquí en más, porque siempre será un ejemplo de tenacidad y coherencia. Y junto a él, sus amigos y compañeros, vamos a hacer realidad uno de sus versos, ese que dice "Vamos a organizar los recuerdos/y ponerlos sobre tablas./Despleguemos el mantel que la mesa está lista./ Hoy habrá fiesta por el destino propio que será".
La rabia de que Ale ya no esté también me va a acompañar. Esa rabia que es necesaria transformar en vida digna e insurgente. Como fue la vida misma de Ale…
Te vamos a extrañar, hermano… Te abrazamos fuerte…
Alejandro HAddad, Leandro Albani y el antropólogo kurdo Mehmet Alí Dogan. (foto Verónica Canino)
Alejandro y el dolor de la despedida
por Carlos Aznárez
Alejandro Haddad habla en la presentación del libro sobre Kurdistán
Conocimos a Alejandro Haddad a través de un encuentro casual en que buscaba saciar su búsqueda de datos sobre el pueblo kurdo. Un buen día se conectó con nosotros porque había leído un artículo en Resumen Latinoamericano, en el que se describía la lucha y las ansias de libertad de esa nación legendaria, fragmentada por la violencia de sus distintos invasores. Esa lectura fue una lucecita en el camino de este joven periodista que a partir de ese momento se dedicó con todas sus fuerzas a desentrañar los cómos y los porqués de la problemática del Kurdistán. Viajó en varias oportunidades hasta sus mismísimos territorios (en una de ellas junto a la Madre de Plaza de Mayo,Nora Cortiñas), se asombró por la fraternidad, la disciplina y el coraje de los guerrilleros y guerrilleras del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), encaramados en las montañas iraquíes o en el norte de Siria, habló con su gente, produjo un par de interesantes documentales, pero por sobre todo se comprometió hasta las entrañas en ser un difusor de esa gesta de la que, sencillamente se enamoró.Recientemente, fuimos parte de la organización de la presentación de su libro "Kurdistán, crónicas insurgentes", escrito a cuatro manos con Leandro Albani. Allí pudimos comprobar nuevamente, de qué pasta estaba hecho este compañero que ahora vamos a echar mucho de menos. Aquejado ya de la enfermedad que hoy le cortó su vida en plena juventud, Alejandro había sufrido una compleja operación cerebral una semana antes. Ninguno de nosotros imaginaba que en esas circunstancias pudiera hacerse presente, incluso lo habíamos hablado con Leandro, de que lo mejor que podía hacer por su salud era reposar y recuperar fuerzas. Sin embargo, pocos minutos antes de comenzar la actividad en la Taberna Internacionalista Vasca, Alejandro se hizo presente. Tenía una importante brecha en la cabeza que disimulaba con una gasa blanca que provocaba respeto. Estaba realmente feliz de no haber fallado en semejante ocasión, se movía en cámara lenta y cuando alguno de nosotros le preguntó si no era mejor que se sentara, se negó tajantemente, explicando que quería hablar del pueblo kurdo, de pie, de la misma manera que aquellos combatientes enfrentan a sus enemigos.
Discurseó con voz pausada y nos ofreció una sintética lección de la historia del Kurdistán ocupado, de la injusta prisión de su líder Abdullah Öcalan, y destacó el importante desarrollo que ha significado para la causa kurda la puesta en marcha de la teoría del Confederalismo Democrático. Cuando terminó su exposición, tuvimos la impresión de que estaba agotado y allí sí aceptó reposar en una silla antes de retirarse. Había hecho "lo que tenía que hacer", no podía fallarse a sí mismo y mucho menos a los luchadores de la libertad kurda. Sacando fuerzas de su propio espíritu rebelde, prestó testimonio. Con las mismas ganas que periódicamente sostuvo el portal en castellano "Ya Kurdistán", para combatir la desinformación que rodea a esa causa libertaria.
Ahora querido Alejandro, vas a poder descansar sin remordimientos, y seguramente te juntarás con otros y otras como vos, enormemente sensibles a la hora de defender la causa de los pueblos. Aquí abajo, seguiremos remando contra corriente, maldiciendo a los yanquis y a los sionistas, amando a Cuba, Venezuela, Bolivia y tantos otros que enfrentan a los gringos. Nos emocionaremos, como vos lo hacías, con cada paso adelante dado por el pueblo palestino, los vascos, irlandeses y catalanes, y, por supuesto, con el avance de la Nación Kurda hacia su victoria definitiva.
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